martes, 21 de junio de 2011

Ojos que no ven...


Ciega, ciega ante la evidencia y el mundo.
Negándome a ver la luz al final del túnel que me llama imperiosamente. No es real, su calidez es una trampa. Oídos sordos, me doy la vuelta, camino vacilante, espinas hieren mis pies, noto la humedad de la sangre entre los dedos y dejo huellas carmesí como testigos de mi paso.
Llamo a un cielo oscuro, vacío de dioses y estrellas, la mirada perdida en un horizonte imaginario. No mires atrás, no mires atrás!!
Tropiezo agarrándome a las gélidas paredes para no caer. Dónde están los días luminosos? A dónde han ido?
Mueren los suspiros en el corazón y los sollozos se escapan de la garganta a golpes violentos.
Caigo finalmente, temblorosa, ya no veo la luz ni escucho su voz, pero el silencio tampoco es consuelo. Ceguera extrema, máxima, eterna.
Me quedaré en este lugar inhóspito hasta poder continuar, cubren las sombras mi cuerpo por completo y meciéndome suavemente mientras tarareo una canción, me sumo en las tinieblas que habitan en mi interior, hasta quedarme por fin dormida.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Gracias



Atraparon mis pupilas las tuyas, con la delicadeza de la mano que acaricia la superficie de un lago en calma. En ese mismo instante murió el ayer y el hoy agonizó en una placentera sonrisa, mientras el mundo se desdibujaba a nuestro alrededor.
Tú que me regalaste un amanecer cuando más sumergida estaba en mi propia noche.
Tú que sanaste mi alma entre suspiros sin pedir nada a cambio, si cierro los ojos, aun en la distancia, puedo sentirte respirar.
Gracias por devolverme a la vida, por recordarme que puedo ser feliz.

domingo, 2 de enero de 2011

Aire



Eres mi aire aunque no lo sepas.
Tú, Señor del Fuego, que amenazas con romper las estancias de hielo en las que se haya sumida mi alma y luchas sin proponértelo contra mi escudo inquebrantable, hasta desarmarme en lo más profundo de mi ser.
Oh, si solo pudieras ver la luz de la esperanza que se enciende en mis ojos cuando te pienso! Y cómo duele saber que morirá cuando te vayas!
Ante tu presencia soy doncella, pues suavizas la ira de mis entrañas, el mundo deja de ser hostil en tus brazos y una sonrisa olvidada aflora en mis labios.
Me encuentro en el punto intermedio de no saber si te entregué o me robaste la llave que encerraba mis deseos, aunque sé que puedo salir herida, no me arrepiento. Estoy empezando a encontrar agradable esto de destrozar antiguos prejuicios.
No logro comprender tu laberinto y sin embargo me empeño en perderme en él con el firme convencimiento de llegar a ese otro lado en el que habitas aun sabiendo que puedo dar mil vueltas en círculo y volver al punto de partida.
Y pese a todas las dudas e inseguridades sigues siendo mi aire... aunque no lo sepas, pues me haces sentir viva, más allá del cielo, más allá de mi misma.